Ésta nota la encontré en el diario Clarín (más abajo está nombrada la fecha y el autor de la nota), espero sepan entender el porqué de la nota... y de no ser así, quizás aun de esa forma, les deje "algo" de aprendizaje.
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Ahora que el limbo no sería eterno, ¿qué hará Máxima?
La situación se complica porque el limbo, como concepto, siempre ha sido de gran utilidad. Por ejemplo, hace unos días la amiga negra que tiene George W. Bush, la secretaria de Estado Condoleezza Rice, les dijo a los ministros europeos de la OTAN que los Estados Unidos de ninguna manera torturaba porque “las grandes democracias tienen la obligación de someterse a la ley”, cosa que tranquilizó raudamente a los ministros que no deseaban otra cosa que ser convencidos de que su poderoso aliado era derecho y humano. Lo que les demanda un gran esfuerzo, sin duda, sobre todo después del relato pormenorizado de las torturas que sufrió el ciudadano alemán de orígen libanés que permaneció secuestrado en manos de la CIA. El pobre Khaled al Masrie, ¿qué era? Un prisionero, no, porque no se le daba ese estatus. ¿Un secuestrado? Es lo que parece, aunque EE.UU. prefiere llamarlo “error”. Para estos casos, el concepto de limbo resulta ideal: ni chicha, ni limonada.
Por otra lado, la misma ONU, con la más delicada timidez, acaba de solicitarle cortésmente a los EE.UU. que tenga a bien terminar, si no le supone una incomodidad, con el estatus límbico de sus “detenidos” sospechados de terrorismo en la base de Guantánamo. Siempre y cuando no le produzca acidez ni carraspera, faltara más.
Y esta semana que termina nos visitó la princesa holando-argentina, que también acudió al limbo en busca de una corona. Símil Diana Spencer versión siglo XXI –pura sonrisa, un montón de dientes blancos, grandota, bien rubia- y esperemos que con más prolongado destino, Máxima Zorreguieta se definió como una “holandesa nacida en la Argentina”. Con lo cual, volvemos al limbo. Máxima, que necesita con no menos máxima desesperación ser considerada holandesa para que alguna vez la conviertan en reina, nos dice así que ella es metafísicamente holandesa. Una holandesa que nació en la Argentina como pudiera haberlo hecho en Madagascar o en Guinea Ecuatorial. Pero de forma preexistente, antológicamente, holandesa por donde se la mire. Es decir, nada de doble nacionalidad, ni qué ocho cuartos. Ella es holandesa, digamos, por derecho divino, más allá de los meros accidentes como el de haber nacido en la Argentina, país en el que también sufrió el detalle de educarse y pasar gran parte de su vida.
En fin, una lección máxima del limbo: renegar para reinar.
Marcelo A. Moreno. (mmoreno@clarin.com)
Domingo 11 de Diciembre de 2005 – Diario Clarín
Saludos
Leonel - AzoG v3.0
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